No haber concurrido como Podemos, a secas, y haber cargado con partidos de la "vieja política".
Exceso de protagonismo de Podemos. La figura de Pablo Iglesias está quemada.
Haber hecho una confluencia a base de acuerdos entre las cúpulas de los partidos, sin horizontalidad ni candidatos ilusionantes.
Las particularidades de la realidad catalana impiden extrapolar los resultados al conjunto del Estado.